Gimp es un completo programa gratuito para la manipulación de imágenes que permite a sus usuarios y usuarias realizar retoques como el que proponemos a continuación. Se trata de convertir una foto a color en un dibujo en blanco y negro, es decir, de crear la ilusión de que nuestra imagen ha sido dibujada a mano con lápiz, en vez de capturada con una cámara fotográfica. Es un ejercicio de edición relativamente sencillo, donde trabajaremos con los menús Archivo, Colores y Filtros, y con la ventana de Capas.
Lo primero que haremos será escoger la fotografía que utilizaremos como base para nuestra manipulación. La que yo he usado procede del banco de imágenes Morgue File y, si queréis, podéis descargarla gratuitamente desde aquí. Ésta es una foto particularmente apropiada para este tipo de edición por su contraste de colores (una figura oscura sobre un fondo claro) y por su textura (el pelo del gato), pero el ejercicio se puede realizar con cualquier imagen, con resultados variables.
A continuación, ejecutaremos Gimp y nos dirigiremos al menú Archivo, opción Abrir, para importar la fotografía a nuestro espacio de trabajo. Si usáis la imagen del gato que yo he ofrecido de ejemplo, probablemente os aparecerá una ventana emergente que os advierta sobre el perfil de color incrustado de la misma. Deberéis transformarla a RGB clicando sobre Convertir. En la paleta de Capas que veréis a la derecha (si no está abierta, la desplegáis desde el menú Ventanas), encontraréis la primera de vuestras capas: el fondo. Clicando sobre el cuarto icono de la parte inferior de la paleta, crearéis un duplicado de dicha capa.
Con la capa duplicada seleccionada, nos dirigiremos al menú Colores y marcaremos la opción Desaturar. Ésto eliminará los colores originales de la foto y los sustituirá por diversos tonos de gris. Podéis escoger la base que prefiráis entre Claridad, Luminosidad, y Media. Yo he optado por la primera, que es la opción por defecto. Para confirmar, clicaréis sobre Aceptar. Ahora, duplicaremos esta segunda capa mediante el mismo icono que hemos utilizado antes.
Con esta tercera capa seleccionada, abriremos de nuevo el menú Colores y marcaremos la opción Invertir. Ésto invertirá los colores de la imagen, es decir, oscurecerá las partes claras, y aclarará las zonas oscuras. En la paleta de Capas, desplegaremos el menú Modo y elegiremos Blanquear. Veréis que vuestra foto ha desaparecido casi por completo.
Alternativamente, podemos conseguir resultados interesantes usando los modos Clarear sólo o Diferencia.
Después de blanquear nuestra capa, accederemos al menú Filtros, sub-menú Desenfoque, y clicaremos sobre Desenfoque gaussiano. Esta opción, como su nombre indica, sirve para desenfocar imágenes pero, en nuestro caso, lo que conseguiremos será recuperar las líneas que formaban nuestra foto. El radio de desenfoque escogido dependerá del tipo y del tamaño de la imagen, así como del resultado deseado. Probad con distintos valores hasta que encontréis uno que os agrade. Yo, por ejemplo, he usado 50 píxeles, tanto horizontal como verticalmente.
Si todo ha salido bien, ya deberíamos tener nuestra fotografía convertida a dibujo. Para acabar de retocarla, podemos usar, de forma opcional, la barra deslizante relativa a la opacidad de nuestra última capa (cuánto más bajemos su valor, más oscuro será nuestro dibujo y más se parecerá a la foto original), o los ajustes de niveles del menú Colores. Alternativamente, podemos conseguir resultados diferentes aplicando otros tipos de desenfoque, por ejemplo, el desenfoque de movimiento o el desenfoque enlosable.
Podéis guardar la imagen editada desde el menú Archivo, opción Guardar como. A continuación, podéis comparar la foto a color original con el dibujo en blanco y negro resultante.
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